EL PELIGRO DE LA IGNORANCIA

 El ensayo de Roy y Zeckhauser, distingue entre dos tipos de ignorancia. Por un lado está la primaria, cuando una persona no sabe ni siquiera que carece de conocimientos y otra es la reconocida, cuando el individuo sí percibe su ignorancia pero no sabe que esta tiene consecuencias importantes para su vida. Estas personas, a la hora de tomar decisiones, saben que lo están haciendo desde el desconocimiento, pero no lo identifican como el desencadenante de un futuro problema financiero.

La solución parece sencilla, pero es difícil de llevar a la práctica. Tal y como aconseja el ensayo: “Uno debe contemplar el futuro, identificar lo que podría suceder, unir todas las probabilidades y hacer la mejor elección posible”. Sin embargo, “tales esfuerzos son difícilmente viables con la ignorancia, ya que no se pueden identificar algunos resultados significativos posibles”. A la hora de tomar una decisión financiera, uno de los peligros de la falta de conocimiento es que la realidad no tenga nada que ver con las posibilidades que la persona ha contemplado. Por ejemplo, en el caso de un pequeño inversor, esta tendencia es realmente delicada ya que una mala decisión, en la que no se han tenido en cuenta todos los factores que entran en juego, puede hacer que los ahorros se esfumen.

En este panorama, la educación financiera es vital para no caer en errores que puedan afectar al futuro de las personas y de sus familias.

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